Así como el aguilucho, tú has desobedecido al Padre. Y tú
mereces
ir al infierno. Dios mismo deberá enviarte allí, pues él es
justo. Esto es la verdad, Jesús mismo lo enseño.
Pero escucha que más dice la Biblia, “Porque mientras aún éramos
débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos…Dios demuestra su amor
para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por
nosotros.” (Romanos 5.6,8) Así como el aguilucho era muy
débil
para ayudarse a sí mismo mientras caía a su muerte, nosotros también
somos incapaces de auxiliarnos y salvarnos del infierno. Pero
Cristo murió para llevar en sí mismo el castigo de Dios por los pecados
de todos los que creen, para que nosotros no tengamos que morir por
nuestros pecados. ¡Qué tan grande muestra de amor!
Y para
comprobar sin duda que él conquistó el poder del pecado y de la muerte,
resucitó de los muertos después de tres días. ¡Él está vivo
ahora!
  |
|
 |