el camino a dios aguilucho2
     No es tan sorprendente que un aguilucho quiera volar.  Este aguilucho realmente quería volar.  Vivía con su madre y padre en la última rama del árbol más alto en Punta Claravista.  Este tremendo árbol viejo casi tocaba las nubes al estirarse de la saliente rocosa.  Dos imponentes peñascos escarpados, uno al frente del otro formaban un cañón profundo llamado Muerte Segura.

     Cada día el débil aguilucho miraba cómo su majestuosa madre extendía sus largas alas por encima del cañón Muerte Segura.  Bajando, bajando, bajando en forma de espiral, pronto se veía como una pequeña mota girando bien abajo.  Allí, abajo en el rugiente río, ella atrapaba los peces que el aguilucho comería con su madre en el nido arriba.

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