el camino a dios aguilucho7
     En su temor y desesperación pegó un grito… “¡A-U-X-I-L-I-O!”  La palabra hizo eco en las paredes del profundo cañón, “AUXILIO, auxilio, auxilio, auxilio.”

     De repente, justo antes de llegar al fondo de la Muerte Segura, escucho un “¡zzzzzum!”

     Sintiendo las afiladas y penetrantes garras en su espalda, su cabeza se propulsó hacia adelante al parar en pleno aire.  Inmediatamente cambió de dirección.  ¡Era su padre!  Justo, en el momento preciso, su padre, a quien él había desobedecido, había venido para rescatarlo.

     Mientras las poderosas alas de su padre tiraban con fuerza alzándoles más y más hacia arriba, los ojos del aguilucho se llenaron de asombro y de lágrimas. Las lágrimas cayeron al río abajo, lágrimas de gratitud y de amor, pues pronto el que merecía morir estaría a salvo en su nido.

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